La memoria histórica vs La “Santa” Iglesia Católica
- Ana María Revelo Endo
- 18 ene 2022
- 4 Min. de lectura
El que peca y reza empata
Como bien es conocido por todas las personas que tienen buena memoria, desde siempre, La “Santa” iglesia católica (que no tiene nada de santa, por cierto), ha utilizado todo su poder y su investidura de autoridad para cometer toda clase de abusos, de atrocidades y violaciones a los derechos humanos que han dejado un legado de manchas oscuras en la historia de la humanidad que cada día se hacen más visibles ante los ojos de todo el público creyentes y no creyentes, estas manchas oscuras de su pasado que los persiguen hasta su presente y que no podrán lavar jamás, porque en el devenir histórico de la “Santa” Iglesia Católica ya no queda nada sagrado por profanar.
Dentro de su inventario de crímenes históricos se encuentran: desde los espectaculares baños de sangre de las cruzadas y el colonialismo europeo en América, hasta los métodos de torturas físicas y psicológicas ejecutados durante el periodo de la santa inquisición e inclusive su apoyo incondicional a los regímenes totalitarios de extrema derecha como el fascismo de Mussolini y del Nacional socialismo de Adolfo Hitler en Alemania, así como también sus eternos señalamientos prejuiciados sobre la sexualidad de los demás basados en una concepción hetero patriarcal de la sociedad, que encubre en el interior de las paredes de esa institución corrompida una sexualidad reprimida, desviada y enferma de casi toda la casta sacerdotal que finalmente ha desembocado en toda una serie de abusos y actos perversos, uno de esos millones de ejemplos son las violaciones sexuales a menores de edad, situación tan conocida en la actualidad que es cada vez más recurrente la exhibición de estos casos dentro de la esfera pública, esta práctica sacerdotal es tan conocida y tan recurrente que se ha convertido en un ritual característico de la “santa” iglesia católica y ya no es un secreto de confesión de nadie.
Su doble moral, la doble vida y los oscuros secretos de esta institución que cada día se multiplican más y progresivamente salen a la luz uno por uno para recordarnos cuál es el verdadero rostro de la iglesia, que predica la moralidad, los valores y las buenas costumbres que debería tener una sociedad justa e ideal, mientras que por debajo de la superficie los sacerdotes cometen toda clase de crímenes que son aún peores que cualquier sacrilegio innombrable de cualquier pecador ordinario haciendo todo lo que no se debe de hacer, porque los representantes de la ley de Dios en el mundo, son justamente aquellos que tienen la pretensión absurda de representar todo aquello que no son.
Estos parásitos embaucadores de su rebaño de crédulos e ingenuos que solo pueden ver las apariencias y las máscaras de estos hipócritas, que se inventan un mundo imaginario falso porque en el mundo real ya han profanado todo lo que es sagrado y como sus víctimas jamás verán la justicia en este mundo, por lo tanto, lo único que les queda por esperar es la piedad de Dios, porque en este mundo, la justicia son acciones y eso jamás lo verán ocurrir en una iglesia porque así funciona este mundo corrompido, simplemente porque no se ajusta a los intereses de una estructura de poder como lo son las iglesias, así que les toca conformarse con saber que aquí en esta vida ya nadie tuvo misericordia de ellos.
En conclusión, la gran enseñanza que nos deja la iglesia es que aquí en esta vida hasta el cordero de Dios vino al mundo a ser inmolado y durante su estadía vivió un calvario solo con el propósito de que después de muchos años utilizaran su imagen para montar y promover el emprendimiento perverso de esa industria del pecado materializada en esos arcaicos templos de la ignorancia que llaman iglesias, que piden por la pobreza en el mundo mientras sostienen en sus manos objetos de oro y que juzgan a las personas por quererles dar amor a los animales.
Finalmente y a modo de cierre, vale la pena recordar que lo único que ha hecho esta degenerada institución que se opone a toda forma de justicia y de virtud humanas a través del tiempo, es destruir a la humanidad en su exterior y en su interioridad porque para eso tienen con que limpiar todos sus pecados, la sangre de su salvador al que su Dios omnipotente y lleno de amor nunca impidió que fuera crucificado, entonces, de ahí ¿Qué más queda esperar para los demás? lo único que queda por decir acerca de ese tema, es una reflexión muy bella que fue escrita dentro de las paredes de un campo de concentración y es la siguiente: “Si Dios existe, va a tener que arrodillarse a pedirnos perdón después de esto”

Bibliography
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