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¿Es la muerte una bienvenida a la vida?

  • Foto del escritor: Pablo Rodríguez P
    Pablo Rodríguez P
  • 15 ago 2021
  • 15 Min. de lectura

“Soy vida y soy muerte,

no estoy aquí por accidente”.

(Canserbero, 2012).


La muerte, el mundo y yo

La pregunta sobre la muerte siempre ha estado presente en mí a la hora de definir alguna idea, principio y fundamento. No solo ahora entrando a mi mayoría de edad, sino que desde muy niño siempre me ha causado una honda preocupación y la reflexión me ha permitido visualizar otro nivel de la cuestión y a la vez ha apaciguado mi espíritu. Desde mi infancia ha sido una variable parcial, generando grandes aportes a eventos que yo prefiero determinar como el destino. Sin embargo, simplemente la idea de muerte termina siendo una cuestión para agilizar mis decisiones, como la tecnología a nuestro diario vivir, como el dinero para regir nuestra forma de vivir, como la voz que escuchamos en nuestro interior, el daimon siempre estará allí.

El pensar -qué pasaría si me muriera- o –qué hay después de la muerte-, me han servido en momentos propicios, simples, y complejos, para culminar ciertos problemas tanto en mi vida personal como en mi vida social. Pero por qué tomarme la molestia de estar preguntándome este tipo de cosas para cualquier decisión significativa en mi vida. Por qué tener presente la cuestión sobre la muerte, si al final es nuestra meta como cuerpo de carne y hueso. La muerte pareciera que generara en mí un florecer dentro de mi mente cada vez más, que a veces se traduce en actitudes transformadoras de la existencia.


Por otro lado, la muerte no solo se presenta en mi mente como algo abstracto siendo esta la mejor forma para mí de describirla. También se presenta como un pacto que está predispuesto a cambios en todo momento. ¿Cómo así que un pacto que siempre está predispuesto a cambios? El tiempo, el destino, el mañana, el hoy son todos inciertos. Si nos acercamos a comportamientos que pueden surgir frente a la pregunta de la muerte, todos queremos o nos suena ser como los dioses: inmortales. Admiramos a las personas que sobreviven a eventos donde pudieron perder la vida, evitamos que nuestros allegados piensen la muerte como una opción. Si me preguntas a mí, no dudaría dos veces en pensar el trato que le dieron a Fausto.

Sin embargo, gracias a mi gran interés por el comportamiento humano, y como hemos visto anteriormente, frente a cualquier actitud y acción que me enfrente, tiendo a pensar de forma directa o indirecta sobre la muerte. La confusión no inicia cuando menciono a la muerte, la cuestión inicia cuando reflexiono especialmente sobre cómo recibir la idea de muerte. Nadie puede ver mi interior, pero debo a comprometerme con pactos de “ethos” con el otro, porque no quiero aun la muerte, y lo mismo será la sensación por la cuestión de la muerte en distinta personas. Y si piensas que tu no vives por el otro sino por ti, créeme que en algún momento evocas ese compromiso que menciono en tu diario vivir, porque antes de ser otro, primero debe ser alguien, y de lo uno a lo otro solo está el cambio de percepción, no la adición de una negación a la proposición.


La reflexión que propongo para este trabajo no es más que una posibilidad de ver si la muerte lograr ser una bienvenida a la vida, siendo desde este inicio, un abrir y cerrar de una puerta sin un sonido molesto o agradable. Para definir esto, tratare de deconstruir la realidad sobre la muerte desde una postura musical como lo es Cansebero con fragmentos de temas del álbum Vida y soy Muerte, y alineándolo con el pensamiento de Martín Heidegger en su obra Ser y tiempo, y ¿Qué significa pensar? Para realizar esto, podre la línea de argumentación de la siguiente manera. Abordare en primer acto, la idea sobre el pensar sobre la muerte en sus tres enmiendas: axioma, asombro e intriga. Seguido de cómo es la muerte en relación con el otro. Por último, planteare las conclusiones.

Heidegger y el pensar


Heidegger nos dice que (1951) “nos adentramos en lo que es pensar cuando pensamos nosotros mismos. Para tener éxito en este intento hemos de estar dispuesto a un aprendizaje” (p.15). La idea del conllevar un pensamiento, a una coexistencia con un aprendizaje pone en un estado de atención o preocupación al mismo agente que emprende este camino, debido que de esta forma, siempre resultara necesario o suficiente aquello que resulte en ese intento del pensar. Seguido de esto, resulta fascinante el poder apreciar que la definición sobre el pensar desde de lo dicho por el autor, sea semejante a la definición sobre el pensar que promovieron los griegos –el conócete a tu mismo-.


Seguido de lo dicho, para Heidegger aprender a pensar se puede ver como un camino que coexiste por el obrar entre estas dos características: poner nuestro hacer del pensar en marcha y a la vez omitir eso que se nos adjudica en cada caso como el no precipitarse por las dudas cruciales, que por el contrario, dice el autor, “enfocarse a preguntas donde se busca aquello que no puede encontrare mediante ningún invento”(p.17). Para Heidegger, el pensar no es una labor que se pueda realizar a la ligera, todo lo contrario, es un trabajo totalmente difícil por parte del mismo agente:


“el hombre puede pensar en cuanto tiene la posibilidad para ello. Pero esa posibilidad no nos garantiza todavía que seamos capaces de hacerlo. Lo cierto es que sólo somos capaces de hacerlo. Lo cierto es que sólo somos capaces de aquello que apetecemos. Y, en verdad, apetecemos solamente lo que, por su parte, nos anhela a nosotros mismos y nos anhela en nuestra esencia en cuanto se adjudica a nuestra esencia como lo que nos mantiene en ella”. (Heidegger, pag.15).


Tan pronto tomamos el camino del aprender, dice el autor, podremos reconocer que no logramos pensar como primera instancia. Sin embargo, ¿qué es lo que evita que podamos pensar, qué no permite que el ser humano, después de más de dos siglos de dedicación al pensamiento no tengamos la posibilidad de pensar? Para poder responder lo planteado, debemos entender una distinción que hace el autor sobre nuestra idea de razón.

Plantea Heidegger que nosotros mismo nos respaldamos en la idea del “somos seres racionales”, y entrelazamos el pensar con la ratio, y las definimos como lo mismo, siendo esta acción un cruce de conceptos erróneos desde la idea de tan solo pensarla. Dado que para llegar a la razón solo se logra a través del pensamiento, y de esta misma forma, se llegara a la razón, si, solo si el hombre inicia un proceso de pensamiento. Esta distinción trae consigo dos dudad sobre el pensar para el autor. ¿Con lo dicho anteriormente, cómo podríamos reconocer qué estamos pensando, si el mismo autor nos dice que no logramos llegar a la razón, porque no tenemos la posibilidad de pensar? ¿Cómo lograríamos pensar de forma satisfactoria?


Para Heidegger, el hombre solo mantiene la posibilidad de pensar, en cuanto se mantiene la idea de ser racional. No obstante, esto no significa que el hombre garantice la capacidad para pensar. Solo pensamos, nos dice Heidegger, “de aquello que apetecemos, y, en verdad, apetecemos solamente o que, por su parte, nos anhela a nosotros mismos y nos anhela en nuestras esencia, en cuanto se adjudica a nuestra esencia como lo que nos mantiene en ella” (p.15). Con esta idea, sería bueno proponer un ejercicio de reflexión, que desde nuestro plano, pensemos qué es lo más merecedor para nosotros, y el por qué nos mantiene con ella, por qué nos hace sujeta a ella, para ser pensada. Con este fundamento que nos proporciona Heidegger en sus primeros aparatados de su obra ¿Qué es el pensar? De 1951, define el pensar como “lo que merece pensarse, los que nos da que pensar” (p.17).

El autor ante esta definición suscite que todo “objeto de pensamiento se le sustrae al Hombre” (p.20). Esto lo menciona porque él considera que esta característica, aunque aparentemente se podría pensar que es ineficaz, es gracias a ella que el hombre es afectado, y su retirada o sustracción, no es más que una incentiva que afecta al hombre para ir detrás de ella, buscándola de forma que se nos hace más atractiva. Con esto se refiere, en otras palabras, que se sustrae eso tan merecedor del pensarse que, que seguido de esto, el hombre va encaminando detrás de eso que se sustrae a el mismo, “señalando lo que nos sustrae” hasta alcanzarlo. (p.20)

Ya conociendo como es la idea del pensar en Heidegger, me aterrizan varias ideas sobre la muerte siendo aparentemente lo más merecedor del pensarse dentro del marco de este ejercicio. No obstante, y para finalizar este apartado, considero que es válido conocer el por qué subsiste una idea. Para Heidegger logramos mantener la idea ya que nuestro fin por retenerla genera esa esencia que nos mantiene a ella, ese interés, y todo esto se logra a través de la memoria. La cual define el autor como “la congregación del pensamiento” con miras hacia lo que hemos pensado, y eso que hemos pensado se almacena como un recuerdo.

El pensar sobre Muerte

La muerte, tanto de forma como de concepto, siempre se ha pensado. No solo ahora, sino que ya hay tradiciones ideológicas y espirituales que se han visto a través de la historia y que aún continúa reformando sus definiciones. La muerte no es solo una cuestión reciente, sino que ha estado presente desde el inicio de las primeras civilizaciones y comunidades. Durante la etapa de los homo sapiens el sentido sobre la muerte había sido reflejado por primera vez en ellos, cuando inicia a enterrar a sus compañeros de tribu. Después, en la antigua Grecia, la muerte se apreció como una gran oportunidad de morir en batalla. El soldado que caía en gloria de una guerra, tenía mayor valor significativo ante los dioses en su vida póstuma. Y así, sucesivamente, la muerte ha tenido una diversidad de significados que representan diferentes creencias entre otras cuestiones filosóficas.

Con esto predispongo a decir, que la idea de muerte tiene que tener esto tres atributos: un axioma, hay asombro, e intriga. Axioma, porque sabemos que nos vamos a morir, asombro porque la batalla contra la muerte siempre hay que tener presente que así queramos o no queramos, esta existe, e intriga, porque la muerte solo es una acción, algo simbólico, que nos deja pensando si podría haber segunda parte. ¿Será qué es lo más merecedor pensarse el concepto de muerte? ¿Será que el concepto de muerte o las misma preguntas de arriba (qué pasaría si me muriera, qué hay después de la muerte) es lo más merecedor del pensarse?

Heidegger menciona que el pensar desde la primera mirada, siempre convendrá con ideas negativas, desalentadoras. Pero paralelamente, también el autor nos referencia que “el pensamiento piensa cuando corresponde a lo más merecedor de pensarse” (pag. 27), y por sí mismo, la luz del pensar solo podrá venir de él mismo. Dándonos a entender que el pensar no es más que un cruce entre luces y sombras. O como se puede apreciar en este pequeño fragmento de la canción En un espejo ví del cantante Cansebero.


“Hay un tipo en Venezuela que quiere morir tranquilo, planea meterse un tiro en un banquillo e’ callejón, hasta que un ciego le dijo que la vida es un suspiro, basta verla diferente pa´que ella sea mejor. El ciego cambió su vida, le inspiro a escribir más vida, hallar una salida en cada herida y situación… Un poeta en Venezuela canta con la frente arriba lo que la razón le diga y lo que dicta el corazón...” (Gonzales, 2012)


Después de lo dicho, en esta ocasión, decidí analizar unas piezas musicales de Canserbero, uno de los raperos más influyente de su género, y considerado por mucho como un poeta maldito que retrataba en sus temas problemáticas como el crimen y la violencia que se vivía en los barrios de Venezuela, y de igual forma, crítica la visión sobre el comportamiento de la personas de su país, y da una reflexión sobre la vida y la muerte en un álbum de doble disco titulado Vida y Muerte. Logro tanta acogida por toda la comunidad hip-hopera, y es considera válido como el en algunos de su álbumes se determinó, como el represéntate del rap inteligente. De igual forma, en el disco Vida encontramos en el track número trece la canción Únetenos, donde Canserbero expresa el valor del rap en su nación, y cuál es su fin por rapear.


“Esto va más allá de ser rapero De protestar o de querer tener dinero Esto es algo en el pecho, imposible de describir El rap no debe ser de gangsters, el rap debe construir Como los techos de cartón de Alí Primera Como el orgullo de oír el Alma Llanera El rap debe ser la manera en la que las siguientes eras Conozcan cómo pensaban los hermanos de Venezuela”.


¿Por qué este tipo de artista dedica a la reflexión sobre la muerte, sobre la vida, y sobre como uno se acerca a la existencia de ellas? La razón de determinar a la reflexión sobre nuestra finitud, y cuando inicia eso que llamamos vida, permite reconocer nuestro verdaderos placeres y deseos que queremos culminar.

“Son varios años que en esto llevo invertido Recitar se ha convertido en la manera como vivo Quizá motivo o misión por la que he nacido Fueron mis desgracias causa de lo que me he convertido”. (Unetenos, 2010).


Después de lo dicho, la cuestión no es por qué los artistas se dedican a la reflexión sobre la vida y la muerte. ¿Sino por qué pensamos sobre este tipo de situaciones dolorosas, nosotros los seres humanos? Cansebero respondería los eventos que lo inspiraron a escribir Y en un espejo vi, donde retrata la pérdida de su madre, hermano, y ser querido, que él alguna vez añoro. ¿Por qué considero esto? Como se pudo evidenciar en el último verso del fragmento anterior, creo que la siguiente estrofa respalda lo dicho, y abre vía a la reflexión sobre la vida y la muerte:


“El niño es adolescente, vive solo con su padre porque su madre se ha ido, dicen que a un mundo mejor. Su padre trabaja fuerte pero mientras está ausente la calle que está caliente le sirve como tutor. Debe madurar temprano, supo que murió su hermano y aunque no le han preguntado, le causó un grave dolor”… (En un espejo Ví, 2012)


Sin embargo, no creo que la relación que tengamos con la muerte y seres cercanos sea el motor para inspirarnos para preguntarnos por la vida y la muerte. Por esta misma razón, abordare el pensar como el único medio que permite llegar a tal cuestión. Después del fragmento anterior, la letra de Canserbero continúa en la siguiente estrofa con posibles vias para entender la muerte y su diario vivir, donde se puede ver un aprendizaje por parte del autor ante la duda sobre la vida y la muerte, Cansebero connotara como estos encuentros tormentosos permiten re-direccionar su existencia:


“Hay un hombre en Venezuela que poco a poco comprende que la vida es diferente y que pudiera ser mejor… Y ahora es un adulto más que vive entre las ánimas que en sus recuerdos ve los días como páginas de un libro sin final que busca terminarlo…

Y como cuando ves el final de una historia sin haber leído nada pero que sientes que hoy debe estar ya terminada. Le dice el corazón que la vida es asfixiante, se encierra en su habitación a escribir para sentir que no está aquí”. (En un espejo Ví, 2012).


Luego de lo mencionado anteriormente, se rescata la idea de pensarse la muerte en conflicto con la memoria, esta idea será complementada más adelante. En un segundo plano, la idea de muerte cabe en el pensar, ya que como vimos en un principio, la muerte es axiomática, y solo bajo la retención de la idea que - algún día podre morir – se mantendrá esa cuestión sobre el individuo atorméntalo, asfixiando, o simplemente acompañando. Y solo la búsqueda de una respuesta permitirá al hombre llevar a un aprendizaje o en últimas comprometerse de alguna forma aceptando la posibilidad de direccionar su vida.

Me permito presentar la idea de muerte como un asombro, que está cada vez más elabora y pensativa, por su ironía en cuanto al medio para llegar, como lo es el pensar bajo las características de Heidegger. La muerte como vimos anteriormente es axiomática, pero podemos desviar la mirada para no reflexionar o pensar sobre la muerte. Cuando pensamos sobre la muerte, lo que prosigue termina siendo un asombro, ante la vulnerabilidad de no tener cómo enfrentarse a la realidad de la muerte. No hay posibilidad única o absoluta que nos permita que no ocurra la muerte. Manzano “el miedo no aleja de las posibilidades del dasein, sino que le tuerce el corazón y los ojos para hacerlo ver claramente su posibilidad. La cuestión, es importante ya que para Heidegger el dasein tuerce su corazón ante la angustia por enfrentarse por la pregunta por el ser y todo lo que se pueda desplegar de allí, y el miedo viene consigo como figura del asombro en la cuestión por la muerte, ya que en si mismo la muerte en su azar de posibilidades genera en el dasein o la persona que dedica el pensamiento el asombro de poder seleccionar alguna de esas posibilidades o al menos imaginarse un episodio como la muerte para uno.

En Ser y tiempo, posterior a la pregunta por el ser, Heidegger considera que debía que realizar una analítica ontológica existenciaría. Básicamente consiste en el análisis del dasein en relación con el mundo y su ser y estar dentro de este. Donde funciona la existencia de él en una dialéctica constante entre cómo el dasein construye su mundo y el mundo lo va haciendo con él. En este punto, al pensar desde una dimensión diferente y desde el aprendizaje se puede develar bajo la reflexión sobre el ser. Y sobre este plano, surge en Ser y tiempo la muerte, como un “fenómeno irreferible e irrepetible de la existencia del dasein” (Manzano, pag. 80).


Con lo dicho anteriormente, la cuestión que surge, ante lo negativo que nosotros solemos mirar a primera oportunidad del pensar y a la luz que surge en lo merecedor de pensarse llega a ser la pregunta sobre la muerte, pongo una reflexión de Heidegger que encontré en su libro ¿Qué es el pensar?: ¿si “lo que más requiere pensarse, precisamente si es lo supremo, no tiene por qué excluir que sea a la vez lo más peligroso”? Considero que Canserbero logra una bonita reflexión sobre ese sinsabor que puede ocasionar pensarse la existencia de uno en La vida como película y su tragedia, comedia y ficción:


“La vida es un viaje no una estación, saca tu memoria de esa prisión, sé que hay bonitos recuerdos pero no es de cuerdos tener recuerdos por obsesión. El tiempo aquí es como el pantalón de un niñito, bien cortico y repleto de caca, empaca tus sentimientos y llévalos en un bolsito hasta que el tiempo te diga donde se sacan”. (2011).


Tener esta percepción sobre la vida, da de alguna forma un compromiso al sujeto para lograr deludirse ante lo tormentoso que puede ser la reflexión sobre la muerte. Y en especial, cuando la muerte entra en juego con los recuerdo, desde el concepto de memoria en Heidegger, me atrevo a pensar que la memoria es la congragación del pensamiento, ya que esta permite reconocer una acción a futuro del el haber sido, y más aún, permitirnos pensar y llegar a permitir reconocer nuestra existencia, dándonos una biografía, que si el día que me muera ¿me dará intriga el cómo morirá el ser que me pensé? Esta cuestión se puede entender mejor con una breve analogía que da el autor en su obra:


“La memoria, la madre de las musas, el recuerdo de lo que ha de pensarse, es la fuente de donde mana el pensamiento. Por eso, la poesía es el agua que a veces corre hacia atrás, hacía el pensamiento como recuerdo”. (Heidegger, pag. 22).


Pero desde esta cuestión, el autor responde que no debe ser lo problemático lo negativo del pensar, sino que también no da que pensar lo aspectos positivos. En últimas lo que más debe ser pensado debe ser categorizado como lo más elevado, ya que cuando piensa, este se desciende en su esencia que es la memoria.

“Soy vida y soy muerte, no estoy aquí por accidente”, Canserbero menciona esta oración en el primer tema del segundo disco “Muerte” en el tema “C’est la mort”. Para Heidegger la apertura sobre la pregunta por el ser solo se puede desarrollar desde la mirada del dasein por su interés por el cómo va morir, de forma que este ejercicio del pensar solo lo puede enfrentar por sí mismo, ya que el morir termina siendo dentro del dasein un aspecto fundamental al entender su infinitud. Sin embargo, primero para que haya muerte debe haber vida.

En la canción en un Y en un espejo ví, Cansbero retrata de forma poética su reflexión sobre cómo se transfiere en esa dimensión que nos habla Heidegger. Donde el dasein puede encontrarse en un espacio donde se hace por la pregunta por el ser. En este fragmento se puede apreciar como Canserbero lograr entre el sentido de su existencia. Es aquí donde se puede reflejar el momento donde las decisiones y las responsabilidades son los que más su valor se eleva.

“Hay un tipo en Venezuela que quiere morir tranquilo, planea meterse un tiro en un banquillo e’ callejón, hasta que un ciego le dijo que la vida es un suspiro, basta verla diferente pa´que ella sea mejor. El ciego cambió su vida, le inspiro a escribir más vida, hallar una salida en cada herida y situación… Un poeta en Venezuela canta con la frente arriba lo que la razón le diga y lo que dicta el corazón...” (Gonzales, 2012)

Con lo dicho, este puede ser considerado como un momento decisivo en que al final terminan diciendo que bueno que no ha pasado nada. Sin embargo, qué pasa con el pensar, en el siguiente fragmento podremos, cuales son los productos del pensamiento que menciona Heidegger que uno se puede esperar en el pensamiento. Pero también recuerden que lo que se piensa es lo más merecedor de pensarse.

“Sin embargo la mentira suele provocarle ira por lo cual no puede botar completamente el rencor”… “Hay un tipo en Venezuela que aunque digan lo que digan es real como cualquiera que sienta rencor y amor”…

Que la memoria, el cual define Heidegger como la congregación del pensamiento.

(inicio de intriga)

En el capítulo primero de Ser y tiempo, Heidegger nos comenta que la pregunta por el ser se ha desaparecido luego de ser declarada como superflua y legitimizada como omisa ante la constitucíon de un dogma de si misma. No obstante, el retoma la cuestión y nos menciona que solo se puede llegar a ella a través de los prejuicios que conocemos sobre el ser, esto permite generar la necesidad de repetición por la misma cuestión, y de esta misma forma se podrá generar una interpretación.



conclusiones

¿Hacia dónde queremos apuntar con nuestro comportamiento como humanos, y más cuando reconocemos realidades como la muerte y la vida? ¿Hacia dónde queremos ir, si nuestro pensamiento ya sabe algo más que insólito, claro y determinante como es la muerte? Que la muerte, nuestra finitud de existencia, sea nuestra entrada, bienvenida a la vida, sabrás que la muerte en cuanto comportamiento y mente, está recibiendo lo más merecedor del pensar.


 
 
 

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